miércoles, 20 de junio de 2012

ORIGEN

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El frío me congela las piernas y me produce dolor, pero estoy decidida y nada me va a hacer cesar en  mi empeño. Avanzo cada vez con más dificultad, la parte de abajo de mi cuerpo empieza a adormecerse y las fuerzas para continuar van desapareciendo. El tiempo parecer pasar con más lentitud que nunca y mi vista se nubla, enturbiando el camino. Ya no siento los dedos y el cansancio acude a mí como si hubiera recibido una llamada que nadie ha realizado. Se me cierran los ojos, sería tan fácil dejarse llevar y soñar... Pero hay algo que me dice que hacerlo solo me llevaría al mismo destino en el que él acabó. Entonces alzo la vista y me fijo en el lugar por el que voy dando los pasos. Ahí está, como cuando ambos, juntos, lo recorrimos por primera vez. El mismo color blanco nieve que lo recubre, la sombra de los mismos árboles que se mecen suavemente con la brisa, el mismo aroma a frío y a invierno que lo invade todo, pero ya no está ese sentimiento de calidez que me proporcionaba. Ahora continúo por mi, por recuperar la voz que quedó enterrado al igual que su cuerpo. Sin previo aviso, mis piernas tiemblan y no pueden aguantar mi peso. Caigo a la nieve como si de papel sujetando una piedra me tratara y, por mucho que lo intento, no consigo levantarme. "Si quieres, puedes" me digo a mí misma una y otra vez, pero apenas siento mi cuerpo. La cabeza me da vueltas y veo su sonrisa, intento llamarlo pero no se escucha más que el ruido de las hojas al ser golpeadas por el viento. No me quedan fuerzas para mantener los ojos abiertos, y decido dejar caer mis párpados. El mundo de mi alrededor se vuelve negro, oscuro, apagado, triste. Pienso que todo está perdido, que no voy a seguir adelante, que mi esfuerzo no ha valido la pena. Derramo una lágrima, de las que tenía prohibidas dejar caer, y un calor abrasador inunda mi pecho. Tonta, estúpida, inútil, ¿por qué lo has hecho? Y mientras todos estos pensamientos bombardean mi mente, noto la temperatura corporal de alguien a mi lado, alguien que me rodea con sus brazos y me levanta del suelo en el que me encuentro. Un pequeño terror se apodera de mi, intento revolverme y escapar, pero por un momento olvido que no puedo moverme y solo el hecho de intentarlo me produce dolor. Decido dejar de pelear por unos instantes y relajarme. Segundos antes no tenía la certeza de que, al despertar, iba a poder ver el mundo en el que llevo más de 18 años, así que, ahora que puede que esté a salvo, me dejo llevar. Cuando despierte lucharé, pero hay veces que tenemos que saber cuando aparcar la batalla y dedicarnos a descansar.

2 comentarios:

  1. Jo, que bien relataas
    es perfecto buenisimo tu blog, muchisimas felicidades, besitos desde:
    http://mercesubidaentacones.blogspot.com.es/
    Tee espero♥

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  2. Oh, Dios! me encanta *-*
    ¿Qué va, por capítulos?
    Me avisas cuando tengas el siguiente, va? :$
    Un beso, te espero por mi blog Fantastics Stories
    XOXO!♥

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