-¿Qué es lo que miras?- Preguntó curioso y divertido al mismo tiempo.
-La muñeca. -Dijo señalando al escaparate y al pelo rojo que la identificaba.
-¿La qué se parece a ti? Si es un regalo para tu hermana está muy bien pensado, así siempre te recordará.
-No. Se parece a una que tuve cuando era pequeña. Nunca jugaba con ella, pero siempre me defendía de los monstruos de de debajo de mi cama.-Una sonrisa apareció en sus labios al recordarlo.
El chico no respondió. Iba a reemprender la marcha cuando se paró en seco al escuchar sus palabras.
-Si quieres te la regalo.
-¿Cómo dices? Te recuerdo que no te conozco de nada.
-No importa, es un detalle. Si estás en el instituto de aquí nos veremos, y me gusta empezar las cosas con buen pie. ¿Qué me dices? Un regalo por otro regalo.-Pero ella estaba asustada, y él se lo vio en la cara- Tranquila, no te voy a hacer nada. Solo es si quieres.
-Vale. ¿Qué me vas a pedir a cambio?
-Ah. Eso todavía no lo sé. Ya lo averiguarás.Quédate aquí, ahora vuelvo.
Se quedó esperando fuera durante unos minutos que se le hicieron eternos. La incertidumbre de averiguar que sería lo que le pediría a cambio, si le traería la muñeca de verdad, quién era, por qué a ELLA.
Y le trajo la muñeca.
hola claudia..como estas?
ResponderEliminarlindisimo tu blog!
pasaa x el mio
besos!