Piensas que todo está normal, y con normal me refiero a todo lo común que pueden ir las cosas en un mundo de locos como es este en el que vivimos, y que la vida avanza a paso firme con la misma rutina que lleva siguiendo tanto tiempo. Pero, sin que te des cuenta, poco a poco, paso a paso, se ha ido rompiendo por dentro; al principio eran pequeñas grietas, avisos de lo que podría ocurrir se no se arregla el problema a tiempo, después son pequeños pedacitos que se desprenden, dejando un hueco casi insoldable en lo que te rodea, y al final, como broche de oro a la obra de teatro que se representa, todo explota. El fuego del interior de eso que avanza a paso lento explota, incapaz de permanecer retenido por mucho tiempo. Y el mundo se fragmenta, se convierte en pedazos de personas y recuerdos que están vinculados a ellas. Y es cuando te das cuenta de lo que ha pasado, cuando ves a muchas de las personas que te importan llorando y derramando lágrimas que sabes que son en parte por tu culpa, cuando tú abres los ojos. Y el agua se agolpa rodeando tus pupilas para salir, pero aguantas, porque sabes que no tiene sentido. Dicen que has cambiado, que estás alejada, que los ignoras y por tu mente solo corre una pregunta: si todos piensan que no estoy con ellos, ¿con quién estoy entonces? Y no encuentras respuesta, porque te das cuenta de que en realidad estás perdida. Perdida en un lugar en el que ni lo más sencillo es fácil y en el que lo más complejo es imposible de resolver. Perdida en la soledad de saber que tienes a mucha gente que no quiere que la tengas porque piensan que no te tienen a ti.¿Oyes mi risa? ¿Saboreas mis labios? ¿Ves mis ojos como te miran? ¿Notas mi corazón? ¿Sientes lo que siento? ¿Quieres lo que quiero? Te quiero.
lunes, 14 de mayo de 2012
Cambios.
Piensas que todo está normal, y con normal me refiero a todo lo común que pueden ir las cosas en un mundo de locos como es este en el que vivimos, y que la vida avanza a paso firme con la misma rutina que lleva siguiendo tanto tiempo. Pero, sin que te des cuenta, poco a poco, paso a paso, se ha ido rompiendo por dentro; al principio eran pequeñas grietas, avisos de lo que podría ocurrir se no se arregla el problema a tiempo, después son pequeños pedacitos que se desprenden, dejando un hueco casi insoldable en lo que te rodea, y al final, como broche de oro a la obra de teatro que se representa, todo explota. El fuego del interior de eso que avanza a paso lento explota, incapaz de permanecer retenido por mucho tiempo. Y el mundo se fragmenta, se convierte en pedazos de personas y recuerdos que están vinculados a ellas. Y es cuando te das cuenta de lo que ha pasado, cuando ves a muchas de las personas que te importan llorando y derramando lágrimas que sabes que son en parte por tu culpa, cuando tú abres los ojos. Y el agua se agolpa rodeando tus pupilas para salir, pero aguantas, porque sabes que no tiene sentido. Dicen que has cambiado, que estás alejada, que los ignoras y por tu mente solo corre una pregunta: si todos piensan que no estoy con ellos, ¿con quién estoy entonces? Y no encuentras respuesta, porque te das cuenta de que en realidad estás perdida. Perdida en un lugar en el que ni lo más sencillo es fácil y en el que lo más complejo es imposible de resolver. Perdida en la soledad de saber que tienes a mucha gente que no quiere que la tengas porque piensan que no te tienen a ti.
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