sábado, 18 de junio de 2011

Uno de esos días cualquiera que terminan siendo especiales.

-Es como cuando alguien importante te regala algo especial. Supongamos que es pequeño, simple, sencillo, que no es nada caro y tampoco está hecho a mano. Digamos que es lo más bonito del mundo pero que para cualquier otra persona no sería nada especial, aunque para ti sea el tesoro mas grande. Ponle que es una figura, una figura de una princesa, y pensemos que te dice que esa princesa eres tú y que quiere que la guardes porque todas las princesas tienen un príncipe y él quiere ser el tuyo. Pero con el tiempo se os olvida la figura, no os acordáis de la promesa que representa, simplemente no importa. Y un día, uno cualquiera, ves la figura y termina siendo un día especial. ¿Y qué pasa? Pues sonríes y piensas 'qué ingenua, creía que era de verdad' y te ríes pero en el fondo deseas que lo fuera. Ahí no acaba todo. Recuerdas lo que la figura representaba y sientes por dentro lo que en ese momento sentías. Vienen imágenes a tu cabeza de dos niños pequeños que se prometen amor de una forma un poco extraña, pero preciosa. Y todo es bonito, hasta que te das cuenta de que como sigas recordando esos tiempos volverás a sentir lo mismo, y dejas la figura encima de la mesa. Pasan los días y la princesa sigue ahí. Cada día la ves sin que se mueva, acumulando polvo y tiempo. Hasta que uno de esos días cualquiera que acaban siendo especiales algo dentro de tu corazón hace 'clock'. ¿Qué es? Y ves a la princesa que él te regaló. 'Qué raro' piensas, '¿será eso por culpa de la figura?' te preguntas. Vuelven a pasar los días y todo es igual, pero cada día el 'clock' es más y más fuerte, hasta que un día decides volver a guardar la princesa. Pero al día siguiente te falta algo.Tu corazón sigue haciendo 'clock' pero está vacío, necesita una figura que ya no está donde antes estaba. Y es ese momento en el que te das cuenta de que nunca has dejado de quererle. Sabes que siempre has esperado que fuera tu príncipe y tú su princesa. Tu corazón te dice lo que no sabías, estás completamente enamorada. Y te arrepientes de no haberle dado tú una figura de un príncipe.

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