Nada es lo que parece.

Creías que mi sonrisa era gratis. Que no tendrías que pagar nada por ella, que sería siempre feliz porque hicieras lo que hicieras. No pasaba nada por hacerme daño, al fin y al cabo, mi felicidad era continua. No lloraba, siempre sonreía y parecía feliz. Pero las cosas no son lo que parecen. Cuando estaba sola lloraba, tanto que he llegado a quedarme sin lágrimas, solo para que tú creyeras que yo era feliz. Y lo conseguí, te lo creíste. Ahora me he dado cuenta de que lo único que me hacías eras daño. Y no he dejado de sonreír, pero ya no lo hago por ti, sino por mi. Y he dejado de llorar por tu culpa. Aunque gracias por los momentos en que de verdad era feliz